Te quiero


Es curioso como se da el verbo "querer" en los países hispanoamericanos. Solemos decir “te quiero” a aquellos seres que apreciamos, como también utilizamos la frase “quiero ese vaso”, como expresión de una necesidad. En los países de habla inglesa, se suele separar esto rotundamente: el verbo “querer” como expresión de amor es traducido como el verbo “love”, pero si se desea expresar la necesidad de tener algo, se utiliza el verbo “want”. Así es que si queremos expresar amor a alguien decimos “I love you” -“te quiero”-, y si deseamos algo decimos “I want that car” –“quiero ese auto”-. Si dijéramos “I love that car” tendríamos que traducirlo como “amo ese auto”, porque el actor impone con esas palabras una expresión de sentir una empatía especial por aquel auto, el lo ama, no lo “quiere”.
Es decir que el sinónimo “querer”, se puede utilizar tanto para designar algo que se desea en el sentido de necesitarlo, como para decir que se desea a alguien en el sentido de amar, incondicionalmente.
Claro esta, que así visto parece que uno se utiliza para referir a las cosas y otro a las personas. Pero todos sabemos que también se suele desear en el sentido de necesitar a las personas, y esto nada tiene que ver con el amar.
Desde chicos aprendemos a “querer” a nuestros padres, o a aquellos que nos sostienen en nuestro camino recién iniciado, pero el niño necesita a las personas que los sustentan, es por ello que “quieren”. A veces, se suele decir erróneamente que “los niños aman de la manera más pura” tanto a sus padreo o tutores, como a los seres extraños, con los que llevan una fascinante muestra de cariño, inocente. Pero en realidad, los niños no tienen el sentido del miedo demasiado arraigado. Nadie que no haya aprendido con la vara del “dolor” sabe verdaderamente a lo que se enfrenta. Los niños parecen “querer” en el sentido de “amar” a los extraños por esa muestra de fascinación. Pero solo desean o necesitan conocer el mundo que los rodea. Yendo a un ejemplo un poco más extremista para algunos, solemos decir que nuestras mascotas también nos “quieren”.
¿Pero como podemos saber cuando nos “quieren” o “queremos” como a un objeto o cuando nos desean por aquel extraño sentimiento que llamamos “amor”, a veces sin siquiera saber de que se trata verdaderamente?

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