Arte arte arte II


Te prometo

Te prometo recorrer tu geografía
y sentirte sólo mía.
Te prometo ser el custodio amoroso
de tu cuerpo voluptuoso.
Te prometo penetrar con mis sentidos
en tus sitios más prohibidos:
los espacios más guardados
donde nadie haya llegado.
Borraré con mi boca tus lunares;
hurgaré entre todos tus lugares;
volcaré el torrente de mis mares
en la cuenca de tu boca
que a mí tanto me provoca.
Te prometo ser quien beba de tu algibe
quien te mime, quien te cuide
Te prometo que te haré sentir más plena
que la misma luna llena.
Te prometo invadirte la conciencia,
regalarte mi experiencia
y que sientas mi tibieza
de los pies a la cabeza
Viviré para darte mi ternura,
buscaré contagiarte mi locura.
Lograré penetrar en la espesura
de ese bosque centinela
que a mí tanto me desvela
Te prometo
y te digo con certeza:
si no cumplo mi promesa
de la mano del Eterno
que me hunda en el Infierno.

William Silvio Soldán, de "Del amor y el desamor"

Tristeza


Where are your bones?

Enrique rey sol y Ricardo en la noche (o reflexiones en una tarde lluviosa de porro)




"Ha sido un proceso muy intenso, angustiante y doloroso pero también liberador. Les juro que cada palabra que están leyendo aquí nace de amor, purificación, fortaleza, aceptación y desprendimiento. Que escribir estas líneas es el acercamiento a mi paz interna, parte vital de mi evolución. Hoy acepto mi homosexualidad como un regalo que me da la vida. ¡Me siento bendecido de ser quien soy!-"
Ricky Martin.


Recuerdo cuando tenía catorce años y mi primo que ya había terminado el polimodal me preguntó una noche si al otro día quería acompañarlo a microcentro porque iba a ir a buscar a un amigo y quería qué lo conociera. Me pareció extraño y a la vez me alegré mucho, debido a que hacía un año atrás, mi primo era un chico reservado, triste, y con muy pocos amigos.

Fuimos a la tarde del día siguiente y llegamos al Burger King de Corrientes y Florida. Al frente hay un gran edificio que pertenecía hace unos años a Telefónica y allí nos quedamos esperando, porque su amigo trabajaba como telemarketer en el vidriado edificio.

Estaba distraída, de espaldas a la calle hablando con mi primo y un amigo de él que encontramos allí cuando de golpe un chico se avalanzó hacia nosotros y le comió la boca a mi primo abruptamente.

Me abré quedado sorprendida ya qué Matías, el telemarketer y recién sabido novio de mi primo pregunto al instante riéndose: -¿¡Qué no le habías dicho todavía!?

¡Me puse muy contenta por él! Y nunca se lo dije pero también muy agradecida de que me dejara conocer su realidad a mí antes que a el resto de la familia.



Prendí la tele hace un rato, y debido al reciente oligopolio tinellista, solo pude ver la pelea entre uno, que ni sé el nombre y el fucking rey de los chocolates. ¡Maldito cable que se corta en un día de lluvia!

No tardó mucho en enterarse mi tía y mi abuela de la condición de mi primo.

Recuerdo que a mi tía le había agarrado un "patatus" que la tuvieron que llebar a la guardia. Y mi abuela, asustada de ver a mi tía que se desvanecía, le preguntaba como loca: "-¿Qué te pasa? ¿Qué te pasa?" "-¡Pasa que tu nieto es puto!" Y así se enteró mi abuela.

Desde ahí la familia re revolucionó.

Y en las constantes guerras qué habían en mi casa, la cual pronto dejaría, se comenzó a revelar otra realidad:

"-Vos no sabés lo que es encontrar a tu marido cogiendo con un puto".

Al principio lo tiraba así, como pantallasos de los cuales cuando se le repreguntaba, mi madre esquivaba inteligentemente. Hasta qué al final terminó gritándolo, y supongo qué también, asumiéndolo.

"-¡Qué tu papá era puto! ¡Eso digo!".

Y yo, qué en esos momentos tendría unos quince años, buscaba en el sótano cosas de él, supongo qué quería saber qué cosas le gustaban, ya que se murió cuando tenía siete años. Y encontré muchísimos libros de sexología de los ochenta, remarcados en los capítulos donde trataban los temas de las desviaciones y la homofilia (como era considerada al parecer en esos tiempos).

Comencé a recordar el odio de mi papá al hablar de los curas, y las iglesias, y lo tortuoso de los colegios católicos para hombres, ubicados en San Isidro dónde el había sido enviado de pequeño.

Comencé a compararlo con el terror que me hacía sentir mi abuela cuando era chica y me quedaba a dormir en su casa y me hablaba del infierno y las cosas que no se deben hacer.
Comencé a sentir el terror qué él seguro había sentido y porqué mintió toda su vida.

Volví a ver la tele, y me dió pena Ricardo Fort.

Ama... te



En todas las tradiciones del mundo, en todas las civilizaciones, en todas las iglesias te han enseñado todo lo contrario. Te dicen: Ama a los demás, no te ames a ti mismo. Y detrás de esta enseñanza se oculta cierta estrategia astuta.

El amor es el alimento del alma. Así como la comida lo es para el cuerpo, el amor lo es para el alma. Sin alimento el cuerpo está débil; sin amor el alma está débil. Y ningún estado, ninguna religión, ningún interés creado ha querido nunca que las personas tengan almas fuertes, porque una persona con energía espiritual está destinada a rebelarse.

El amor te hace rebelde, revolucionario. El amor te da alas para volar alto. El amor te da un enfoque correcto de las cosas, de forma que nadie te pueda engañar, te pueda explotar, te pueda oprimir. Los sacerdotes y los políticos sobreviven sólo a costa de tu sangre; sobreviven sólo a base de explotar.

Todos los sacerdotes y los políticos son unos parásitos. Han encontrado un método infalible para hacerte espiritualmente débil, un método garantizado al cien por cien que consiste en enseñarte a no amarte a ti mismo. Porque la persona que no se puede amar a sí misma tampoco puede amar a los demás. Tienen una forma de predicar muy astuta; dicen: “Ama a los demás”…, ya que saben que si no eres capaz de amarte a ti mismo, no serás capaz de amar de ninguna manera. Sin embargo, continúan diciendo: “Ama a los otros, ama a la humanidad, ama a Dios. Ama la naturaleza, ama a tu mujer, ama a tu marido, ama a tus hijos, a tus padres”. Pero no te ames a ti mismo, porque, según ellos, amarse a uno mismo es egoísta. Aquello que condenan por encima de todo es el amor a uno mismo.

Han hecho que sus enseñanzas parezcan muy lógicas. Dicen: “Si te amas a ti mismo, te convertirás en un egoísta; si te amas a ti mismo, te convertirás en un narcisista”.

No es verdad.

[…] se han dado cuenta de este hecho: impide que la gente se ame a sí misma y habrás destruido su capacidad de amar. A partir de ahora, sea lo que sea lo que consideren amor, no será sino un sucedáneo. Puede que sea un deber, pero no es amor. Deber es una palabra bastante fea. Los padres cumplen con sus deberes para con sus hijos y los hijos cumplen con sus deberes para con sus padres. La mujer tiene una serie de deberes hacia su marido y el marido tiene una serie de deberes hacia su mujer. ¿Dónde está aquí el amor?

El amor desconoce el deber. El deber es un lastre, una formalidad. El amor es una alegría, un compartir; el amor es informal. El amante nunca siente que ha hecho ya suficiente; siempre piensa que puede hacer más. El amante nunca siente: “He complacido al otro”. Por el contrario, siente: “Me siento complacido porque mi amor ha sido recibido. El otro me ha complacido al aceptar mi regalo, al no rechazarlo”.

Osho